martes, 23 de agosto de 2011

Así terminó el II ENCUENTRO PERFORMANCE PARA LA VI(D)A



Fueron cinco días maravillosos en los que pudimos compartir con artistas comprometidos con este arte vivo que nos sacude y nos conmueve de tan diferentes maneras. 

Primero el componente pedagógico:


El 9 de agosto Ángela María Chaverra, directora del Cuerpo habla de Medellín dictó la conferencia Encarna-acciones de la contemporaneidad en la que puntualizó los aspectos que mueven el performance y las búsquedas que el colectivo realiza integrando teoría y práctica. Entre otros aspectos, tocó el tema de la des-encarnación del cuerpo y de la relación entre performer y espectador que da nueva vida a la obra. 

El performance como arte vivo y esencialmente urbano, así como dice Manuel Delgado: la calle es un performance continuo.


El 10 de agosto Natalia Restrepo, doctorando en Artes de la Universidad de Barcelona y docente de la Universidad de Antioquia orientó la conferencia ¿ A qué se resiste el cuerpo en el performance colombiano? Con base en las teorías del actor Santo de Grotowski y las de Antonin Artaud, analizó las dos grandes vertientes del performance en Colombia, una practicada por María Teresa Hincapié y un gran número de seguidores que propugnan por la sacralización del cuerpo, por un cuerpo despojado de carne, trascendido y místico y la otra, de corte Artaudiano, que reivindica el cuerpo con sus sentidos y su goce, un cuerpo aquí, hecho de carne y sensaciones, que en el paìs ha sido representada muy especialmente por Enrique Vargas, hoy en el exilio, en España. Restrepo concluye que el cuerpo en el performance colombiano se resiste al cuerpo mismo. Tesis muy novedosa que seguramente originará un gran debate en el paìs.


Al salir de la conferencia de Natalia Restrepo, donde se discutía de las potencialidades del performance como cuestionador del statu quo así como motor del respeto por las diferencia y por la alteridad, nos disponíamos  a ver el performance El que esté libre de pecado del artista Reinel Arango, integrante del Colectivo El cuerpo habla. En su propuesta, Arango apuntaba al respeto por el otro y a las diferencias de todo orden. Y justamente se encontró con una persona que algunas veces ha fungido como periodista quien irrumpió abruptamente en la escena e impidió que la acción se desarrollara, llamando a la fuerza pública que se puso de su lado porque en concepto de ellos eso no era arte sino un acto que atentaba contra la moral y además expresaban lapergrina idea que el desnudo está prohibido en la Constitución. 


Este incidente no hizo sino corroborar el rol del performance: logró desestabilizar a muchas personas y que quienes allí estaban se pronunciaran a favor y en contra de la moral   olvidándose de la acción plástica. Parecían todos, sin siquiera conocerlo, seguidores de Grotowski. Pero el incidente no fue más que otro performance, en el que participaron todos los espectadores jugando alternativamente los roles de artistas y de espectadores. 

Jamás hubiéramos esperado semejante desenlace: tener un performance colectivo con un colofón de debate sobre el arte y el tema del desnudo en la historia del arte, aunque con seguridad en muchos quedará la convicción de que el cuerpo es sucio y que estamos aquí para trascenderlo. 


Evelyn Loaiza mostrò la obra Huellar que alude a las violencias y barreras invisibles en su convulsionada ciudad natal, Medellìn.


Y después El cuerpo habla cerró exitosamente el II Encuentro con la obra Derretear, una llamada de atención al cuidado del planeta y a las heridas que se le causan día a día con las explotaciones indebidas y con la indiferencia ante lo que el hombre construye arbitrariamente, olvidando que éste es un constructo compartido entre hombre y naturaleza.


Gracias Armenia!


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